FORMAS DE RESISTENCIAS CULTURALES
Las prácticas de resistencia se les llama así a dicho movimiento que hace un grupo de personas en protesta sobre algo que les incomoda.
El concepto de prácticas de resistencia navega de los análisis que Michel Foucault realiza sobre los nuevos movimientos sociales surgidos a partir de 1968, interesándose por las estrategias de oposición a una realidad que se asume como natural. Dichos movimientos tienen en común el hecho de plantear su lucha fuera de los criterios tradicionales de reivindicación que giraban, hasta entonces, en torno al esquema identidad-opresión-liberación. Es a través de sus reivindicaciones que se empieza a dotar de significado político a lo que hasta entonces era considerado del plano privado. De esta manera rompen con los límites de lo establecido como política, asumiendo que todo es político.
Desde cualquier marco teórico, el conocimiento de las actuales transformaciones y del deber ético-político de tomar partido y participar en el desencadenamiento del cambio va a depender la efectividad de la intervención. Habrá tres ejes básicos en los cuales se arma la teoría base de las prácticas de resistencia, sobre todo en latinoamérica:
- Diversidad e identidades en los procesos de resistencia al sistema de dominación múltiple del capitalismo global; la articulación de las luchas, saberes, cosmologías, culturas y perspectivas libertarias.
- Poder, política y lucha por la emancipación y los desafíos a los movimientos sociales frente a nuevos estímulos y realidades.
- Alternativas frente a la cultura y la comunicación hegemónicas.
FORMAS DE RESISTENCIA CULTURALES ACTUALES
Se dice que las formas de resistencias culturales actuales del siglo XXI, es caracterizado principalmente por la tecnología.
Las reglas de la resistencia tanto política como cultural han cambiado drásticamente. La revolución tecnológica, ha creado una nueva geografía de relaciones de poder en el primer mundo, que apenas hace veinte años era inimaginable.
La locación del poder así como el espacio de la resistencia- se encuentra en una zona ambigua que no tiene fronteras.
La tecnología electrónica no ha atraído a los trabajadores de la resistencia cultural a nuevas zonas temporales, situaciones, o incluso a nuevos bunkers que despierten nuevas preguntas, sino que ha sido utilizada para expresar las mismas narrativas y preguntas típicamente examinadas por el activismo artístico. Es decepcionante el hecho de que la tecnología está monopolizada por las preguntas de la narrativa imperialista.
Una de las primordiales funciones críticas de los trabajadores culturales es inventar medios estéticos e intelectuales para comunicar y distribuir las ideas.
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